Faustino Barrientos, colono del Lago O’Higgins.


En los últimos inviernos las ventiscas le impiden mantener los ojos abiertos. En un viejo ejemplar de la revista Sucesos dedicada a los grandes exploradores, vio la foto de un hombre con unos extraños lentes y se dijo: «¡Esto es lo que necesito!».
Los hizo con cuero de caballo.

Hace 51 años Faustino Barrientos Sánchez se alejó del Mundo y de la gente. Y cual un Sidharta chileno se dedicó a la contemplación, aunque ahuyenta a los extraños con dos pistolas y una carabina. Aprendió a leer por si mismo con el manual de una motosierra y es el ciudadano más informado en el extremo sur de la Patagonia. Mirando una sombra, ha detectado cambios milimétricos en la corteza terrestre científicamente comprobados.

Cada dos semanas lo veo en bahía Aros, en la costa del Lago O’Higgins, aprovechando los viajes del barco Quetru en que se apoya a los pobladores. Un día se me ocurrió contar la historia a un periodista de La Tercera que sin pensarlo dos veces se fue a pasar un día entero con don Faustino. Este es su relato que apareció hace un par de meses en la Revista Paula.

El Ermitaño Impasible (En formato pdf, 1,63 Mb)

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