Morillas, delicias patagónicas.

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Morchella esculenta
En los últimos años un exótico hongo llamado «morilla» (Morchella esculenta) se ha sumado a la reconocida calidad gastronómica de algunos productos de la región de Aysén.
Los hongos en general poseen un alto valor nutricional, lo que los transforma en una fuente alternativa de proteínas, ya que aportan vitaminas del grupo B presentes sólo en los productos de origen animal.
En el caso de la morilla, está documentado que contiene elevados índices de carbohidratos, sales minerales y agua, y también se le atribuyen propiedades anticancerígenas y antioxidantes.
El estado silvestre de este hongo hace que aumente notablemente su precio, tanto por la dificultad de recolección, considerando que cada año se reducen los espacios y bosques húmedos donde crecen, como por el proceso de transporte a distancia.
La morilla común u hongo esponjoso es uno de los más fáciles de reconocer de todos los hongos comestibles. Por esto, se considera uno de los más seguros para el recolector. Su estructura fructífera consiste de un sombrerillo sostenido por un pie. Su tamaño es variable y puede alcanzar más de 20 cm de alto, pero su promedio es de 10-15 cm. El sombrerillo tiene una forma cónica típica, pero puede variar llegando a ser esférica en algunos ejemplares.
Cosechada en los meses de octubre-noviembre, los campesinos recolectores existentes en la Región de Aysen pueden llegar a recibir entre 25 mil a 50 mil pesos por un kilo de producto seco (50-95 US$) lo que los transforma en un importante fuente de ingresos para sus familias. Para Villa O’Higgins, las zonas de Río Mayer y lago O’Higgins tienen abundancia de morillas que es aprovechada por pobladores cada año con mayor dedicación.
Los exportadores lo envían a Europa secas o frescas, en estado congelado, y lo entregan en una fina terminación de un kilo.

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